Tenemos que hablar del palo para selfies
Si me llegan a decir hace un un año que el regalo estrella
de la Navidad de 2014 iba a ser un palo (UN PAAALOO!) me hubiera reído. Pero
aquí estamos. Vivimos en una era asombrosa en la que todos llevamos un
ordenador en el bolsillo y lo más socorrido este año en regalos tecnológicos es
el conocido como "palo para selfies". Uno de ellos es ahora mismo el
vigésimo objeto de electrónica más vendido de todo Amazon. En el apartado de
fotografía es el primero. TIME, en lo que sospecho fue una decisión editorial tomada
después de varias copas, lo ha nombrado como uno de los "mejores inventos
del año".
Es curioso cómo este producto ha llegado a popularizarse. La
idea no es nueva pero hasta ahora era un producto que sólo funcionaba en el
mercado asiático. Se trataba de monopies pensados para sostener cámaras de
fotos y vídeo.
La llegada de las pequeñas cámaras GoPro animó a algunos
importadores a traer el producto a Occidente y el boom de la fotografía móvil,
Instagram y la moda del selfie (una palabra cuyo significado ha cambiado; antes
era una autofoto con el usuario centrada en el usuario, ahora parece hacer
referencia a una foto en la que uno aparece, aunque haya más personas y un
monumento o paisaje) hicieron el resto.
Hay varias razones que explican el auge del producto. Pero
las principales son que hoy en día las fotos las tomamos con el móvil, un
objeto que nos cuesta más dejar a un extraño que una cámara de fotos, y que nos
hemos acostumbrado, gracias a las redes sociales, a esos ángulos cenitales que
sería imposible capturar sin ellos. La mayoría incluyen un botón de disparo
para el móvil accionado por Bluetooth, la razón por la que en algunos países
venderlos sin permiso del organismo regulador de telecomunicaciones está
multado.
Es probable que se trate de una moda pasajera o un accesorio
que se acabará comprando directamente como souvenir frente a los monumentos
pero mientras dure la moda los fabricantes de palos están haciendo el Agosto.
En una categoría de producto como la fotografía, donde los márgenes de
beneficios son irrisorios hoy en día, este producto saca sistemáticamente un 20
o 30% de beneficio. No hablemos ya de la reventa callejera, donde se multiplica
el precio.
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