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martes, 30 de diciembre de 2014

Tenemos que hablar del palo para selfies


Si me llegan a decir hace un un año que el regalo estrella de la Navidad de 2014 iba a ser un palo (UN PAAALOO!) me hubiera reído. Pero aquí estamos. Vivimos en una era asombrosa en la que todos llevamos un ordenador en el bolsillo y lo más socorrido este año en regalos tecnológicos es el conocido como "palo para selfies". Uno de ellos es ahora mismo el vigésimo objeto de electrónica más vendido de todo Amazon. En el apartado de fotografía es el primero. TIME, en lo que sospecho fue una decisión editorial tomada después de varias copas, lo ha nombrado como uno de los "mejores inventos del año".


Es curioso cómo este producto ha llegado a popularizarse. La idea no es nueva pero hasta ahora era un producto que sólo funcionaba en el mercado asiático. Se trataba de monopies pensados para sostener cámaras de fotos y vídeo.

La llegada de las pequeñas cámaras GoPro animó a algunos importadores a traer el producto a Occidente y el boom de la fotografía móvil, Instagram y la moda del selfie (una palabra cuyo significado ha cambiado; antes era una autofoto con el usuario centrada en el usuario, ahora parece hacer referencia a una foto en la que uno aparece, aunque haya más personas y un monumento o paisaje) hicieron el resto.

Hay varias razones que explican el auge del producto. Pero las principales son que hoy en día las fotos las tomamos con el móvil, un objeto que nos cuesta más dejar a un extraño que una cámara de fotos, y que nos hemos acostumbrado, gracias a las redes sociales, a esos ángulos cenitales que sería imposible capturar sin ellos. La mayoría incluyen un botón de disparo para el móvil accionado por Bluetooth, la razón por la que en algunos países venderlos sin permiso del organismo regulador de telecomunicaciones está multado.

Es probable que se trate de una moda pasajera o un accesorio que se acabará comprando directamente como souvenir frente a los monumentos pero mientras dure la moda los fabricantes de palos están haciendo el Agosto. En una categoría de producto como la fotografía, donde los márgenes de beneficios son irrisorios hoy en día, este producto saca sistemáticamente un 20 o 30% de beneficio. No hablemos ya de la reventa callejera, donde se multiplica el precio.

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