¿Por qué necesitan juguetes los niños?
Se acerca
la Navidad y con ella días de ilusión para los niños (y estrés para los
padres). Pese a la feroz competencia del ocio electrónico –videojuegos,
aplicaciones para dispositivos móviles, gadgets…–, el objeto tridimensional y
manoseable de toda la vida sigue acaparando gran parte del espacio debajo del
abeto. ¿De dónde surge la necesidad por acunar una muñeca, dar patadas a una
pelota o vivir aventuras intergalácticas moviendo figuritas articuladas de
plástico?
Los
juegos desempeñan un papel clave en el desarrollo humano. La neurociencia nos
dice que las actividades lúdicas fortalecen dos áreas de la masa gris: el
cerebelo, que coordina los movimientos, y el lóbulo frontal, asociado a la toma
de decisiones y el control de los impulsos. Los experimentos demuestran que el
juguete es importante en esos procesos de maduración, pues sirve para que los
niños más pequeños aprendan la relación causa-efecto –“si empujo el cochecito,
se mueve”– y ejerciten el cálculo de probabilidades mediante el ensayo-error.
Petra
María Pérez Alonso-Geta, catedrática de Teoría de la Educación de la
Universidad de Valencia y miembro del Observatorio del Juego Infantil, abre aún
más el abanico de los beneficios de los juguetes: “Son un vehículo para
desarrollar habilidades como la atención, la abstracción, la memoria, la
representación, la simbolización o la resolución de problemas. Por eso, en
todas las culturas y en todos los tiempos, los niños juegan con ellos”.
Pero ¿son
todos los juguetes igual de beneficiosos? A menudo sirven para mantener y
fomentar los estereotipos sexuales. Hasta los tres o cuatro años, niños y niñas
comparten a menudo los juguetes, pero a partir de esa edad empiezan a
separarse. El fenómeno es más acusado con los chicos, que se enfrentan a la
estigmatización cuando sus compañeros los pillan con algún objeto supuestamente
femenino. En varios países –entre ellos España– están surgiendo iniciativas
ciudadanas contra ese sesgo sexista.
Otro
motivo de preocupación contemporánea es la eclosión de las pantallas táctiles.
Dejando al margen la censurable práctica de algunos padres comodones, que dejan
los smartphones a sus hijos como una especie de sonajero virtual para que los
dejen tranquilos, los especialistas están divididos sobre sus ventajas o
inconvenientes con respecto al juguete convencional.
FUENTE: Muy Interesante
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