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martes, 18 de noviembre de 2014

El consumo de hasta cuatro tazas diarias de café puede reducir un 25% el riesgo de diabetes


El consumo diario de café puede reducir el riesgo de una persona de desarrollar diabetes tipo 2, hasta un 25% si son de tres a cuatro tazas diarias, según el informe anual del Instituto de Información Científica, publicado con motivo de la celebración del Día Mundial de la Diabetes.
En concreto, y como se refleja en este documento, la evidencia epidemiológica muestra que beber tres o cuatro tazas de café al día se asocia con un 25% menos de desarrollar diabetes de tipo 2 en comparación con no tomar café o menos de dos tazas al día.
La investigación sugiere también una asociación inversa, es decir, favorable: con cada taza adicional de café se reduce el riesgo relativo de desarrollar diabetes de tipo 2 en entre un 7% y un 8%. Sin embargo, los autores del texto indican que es poco probable que la cafeína sea la responsable de este beneficio.
Un análisis reciente sugiere que el consumo tanto de café con cafeína y descafeinado se asocia con un menor riesgo de diabetes tipo 2. Además, el tipo de café también puede tener relación: el café filtrado posee un mayor efecto protector que hervido y el descafeinado es más protector que el que tiene cafeína.
Más de 380 millones de personas en todo el mundo padecen diabetes.
Una taza de café humeante

Los niños pequeños y las bebidas energéticas son una mezcla peligrosa

Los peligros potenciales de las bebidas energéticas, esos elíxires llenos de cafeína que prometen mantener el sueño alejado, son bien conocidos, pero un estudio reciente sugiere que incluso los niños pequeños están en riesgo.
Aunque el mercado objetivo de las bebidas energéticas son por lo general los adolescentes y los adultos jóvenes, más del 40 por ciento de los informes realizados a centros de control de intoxicaciones de EE. UU. en un periodo de tres años fueron sobre niños menores de seis años de edad, apuntó el autor del estudio, el Dr. Steven Lipshultz, jefe de pediatría del Hospital Pediátrico de Michigan, en Detroit.
"Alrededor de la mitad de las llamadas al sistema nacional de control de datos de intoxicaciones por bebidas energéticas con cafeína se relacionaban con la exposición accidental de niños menores de seis años", anotó. En los casos más graves, se reportaron convulsiones y problemas del corazón, encontró el estudio.
Lipshultz comentó que lo típico es que un niño pequeño halle la bebida en la nevera y la consuma. "No fueron a la tienda de la esquina a decir que querían comprar una bebida energética", dijo.
Lipshultz presentará los hallazgos el domingo en la reunión anual de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), en Chicago. Los estudios presentados en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
Para el estudio, Lipshultz y sus colaboradores analizaron datos del Sistema Nacional de Datos sobre Intoxicaciones de la Asociación Americana de Centros de Control de Intoxicaciones (American Association of Poison Control Centers). Observaron la información de las llamadas sobre las exposiciones a las bebidas energéticas de 55 centros de control de intoxicaciones distintos del sistema.
Los investigadores examinaron los datos desde octubre de 2010 hasta septiembre de 2013. Antes de 2010, el sistema no rastreaba las bebidas energéticas, apuntó Lipshultz.
Dijo que los hallazgos muestran que la exposición a las bebidas energéticas es un problema sanitario actual. En 2011, después de que una investigación previa de Lipshultz mostrara los peligros de las bebidas energéticas, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) dijo que las bebidas energéticas no tenían ningún lugar en las dietas de los niños.
En el periodo estudiado, hubo más de 10,000 casos de exposiciones a las bebidas energéticas, y más de 5,000 fueron exposiciones a una sola sustancia con contenidos que se pudieron identificar. De esas, más del 40 por ciento fueron en niños menores de 6 años.
Entre todos los informes de problemas importantes, más del 50 por ciento tuvieron que ver con problemas cardiovasculares, y más de la mitad incluyeron problemas neurológicos, como convulsiones.
Algunas bebidas energéticas tienen hasta 400 miligramos (mg) de cafeína por porción, apuntó Lipshultz, en comparación con unos 100 o 150 mg en una taza de café típica.
La intoxicación por cafeína puede ocurrir a niveles superiores a 400 mg al día en los adultos, advirtió, y superiores a 100 mg al día en los adolescentes. En los niños menores de doce años, 2.5 miligramos de cafeína por cada 2.2 libras (1 kilo) de peso corporal pueden ser un peligro, enfatizó.
Un grupo que representa a los fabricantes de bebidas comentó que las bebidas energéticas de ninguna forma se destinan al consumo de los niños pequeños.
"Los principales fabricantes de bebidas energéticas colocan voluntariamente declaraciones en los paquetes de bebidas energéticas que señalan que dichas bebidas no son para los niños", dijo la Asociación Americana de Bebidas (American Beverage Association) en una declaración. "También se han comprometido voluntariamente a no mercadear esos productos a los niños ni venderlos en las escuelas de kínder a décimo segundo curso".
El grupo también anotó que "según los datos gubernamentales más recientes publicados en la revista Pediatrics, los niños menores de doce años no consumen casi nada de cafeína a partir de las bebidas energéticas".
Cuando las bebidas se mezclan con alcohol, los problemas pueden empeorar, halló Lipshultz. Los que tienen problemas cardiacos subyacentes pueden correr un mayor peligro.
"Los hallazgos de este estudio desafortunadamente no son sorprendentes, dado el mercadeo empedernido de las bebidas deportivas y de energía a los jóvenes, y los datos nacionales han ofrecido evidencias de que esas bebidas están siendo consumidas por niños pequeños", lamentó Nicole Larson, investigadora principal asociada de la Universidad de Minnesota.
Las graves consecuencias de salud del consumo en los niños pequeños descritos en el nuevo estudio son preocupantes, afirmó. Los hallazgos apuntan a la necesidad de que los padres, los profesionales sanitarios, los entrenadores y los maestros continúen con sus esfuerzos por reducir el mercadeo y la disponibilidad de las bebidas energéticas para los niños.
Larson recordó a los padres que la Asociación Americana de Pediatría desaconseja que los niños consuman bebidas energéticas. En vez de ello, planteó, los padres pueden ayudar a sus hijos a adoptar unos hábitos saludables de hidratación "al enfocarse en el agua para recuperar los fluidos tras el ejercicio, y en el consumo de bebidas saludables como la leche sin grasa en las comidas".

Trabajar de noche aumenta el riesgo de engordar

La mayoría de los trabajadores adquieren hábitos de comer durante sus turnos

Desempeñar una actividad profesional durante la noche y, por lo tanto, dormir en horario matinal provoca que quemen menos energía durante un periodo de 24 horas que los trabajadores con un horario normal, incrementando así su riesgo de aumento de peso y obesidad, según concluye un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos.
Los investigadores han sabido que las personas que trabajan y, por lo tanto comen, durante la noche cuando sus cuerpos están preparados biológicamente para dormir son propensos a subir de peso, pero hasta ahora no estaban claras las razones.
En el nuevo estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' 14 adultos sanos pasaron seis días en Centro de Investigación Clínica y Traslacional del Hospital de la Universidad de Colorado. Durante los dos primeros días, los participantes siguieron un horario normal de dormir por la noche y permanecer despierto durante el día y luego pasaron a un horario de trabajo por turnos durante tres días, inviertiendo sus rutinas.
"Cuando las personas estuvieron en un horario de trabajo por turnos, su gasto diario de energía se redujo y, a menos que disminuyeran su ingesta de alimentos, esto por sí solo podría conducir a un aumento de peso", señala Kenneth Wright, director del Laboratorio del Sueño y Cronobiología de la Universidad de Colorado y autor principal del artículo.
Durante el experimento, se controlaron cuidadosamente las comidas de los participantes y se les dio la cantidad de comida que normalmente necesitan tomar en casa para mantener su peso. Cuando los participantes pasaron al horario de trabajo por turnos, el momento de las comidas cambió, pero la cantidad total de calorías se mantuvo igual.
Los participantes tuvieron la misma oportunidad de dormir ocho horas, independientemente de si esas horas eran durante el día o la noche. Los investigadores detectaron que la energía diaria total utilizada por los participantes disminuyó cuando estuvieron en un horario de trabajo por turnos.
Probabemente, esa reducción estaba vinculada a la falta de correspondencia entre las actividades de la persona y su reloj circadiano, según Wright. Los seres humanos han evolucionado para estar despiertos y, por lo tanto, comer, cuando hay luz en el exterior y dormir cuando está oscuro, de forma que, en gran parte, el reloj circadiano humano se establece por la exposición a la luz solar.
Los relojes circadianos de las personas pueden cambiar con el tiempo, incluso radicalmente, por ejemplo, con el uso de luces artificiales, pero, como los trabajadores por turnos suelen llevar un horario diurno en sus días libres, sus relojes biológicos no cambian para adaptarse a sus horarios de turno de noche. "El trabajo por turnos va en contra de nuestra biología fundamental", sentencia Wright, también profesor asociado de fisiología integrativa.
"El trabajo por turnos requiere que nuestro tiempo biológico se produzca por la noche y nuestra noche biológica sea durante el día, y eso es muy difícil de lograr debido a que el sol es una potente señal. Podemos tener algún cambio en nuestro reloj --un par de horas-- pero entonces en los días libres, se vuelve al horario normal. De esta forma, los trabajadores por turnos nunca se adaptan", alerta.
El equipo de investigación se sorprendió al encontrar que los participantes en el estudio quemaban más grasa cuando dormían durante el día, en comparación a cuando dormían por la noche. No está claro por qué sucedía, pero Wright cree que es posible que la quema de grasa adicional se desencadenara el día de transición entre un horario de día y un horario nocturno.
En ese día, los trabajadores por turnos a menudo echan una siesta por la tarde para prepararse para el primer turno de noche, pero en total, por lo general, están despiertos más horas de lo habitual y, por lo tanto, queman más energía. La necesidad de una demanda adicional de energía puede hacer que el cuerpo comience a quemar grasa, plantea Wright.
Se necesita más investigación para determinar si el fenómeno de la quema de grasa sucedería entre los trabajadores por turnos reales, cuya dieta no es extricamente controlada, añade Wright. Por ejemplo, las personas que trabajan por turnos pueden comer más calorías en el día de transición --una opción no disponible para los participantes del estudio--, lo que podría eliminar la necesidad de que el cuerpo comience a quemar grasa.
Sin embargo, los hallazgos sugieren que este colectivo puede ser propenso no sólo a aumentar de peso sino también a que cambie la composición de la grasa y la masa muscular de sus cuerpos. Wright advierte que a pesar de que los participantes quemaron más grasa inicialmente, esto no daría lugar a una pérdida de peso total porque el gasto de energía durante los tres días de trabajo por turnos fue menor.
Este científico señala que se necesita más trabajo antes de hacer recomendaciones concretas sobre la forma de mejorar la salud de los trabajadores por turnos, pero el nuevo estudio proporciona un punto de partida. "Lo que podemos decir es que tal vez sea más importante que los trabajadores por turnos lleven una dieta saludable, así como practicar una buena cantidad de actividad física", aconseja.

La sonda Philae "huele" moléculas orgánicas en el cometa 67P

Las propiedades de la superficie de 67P parecen ser muy diferentes de lo que se pensaba. El taladro aterrizador Philae ha revelado que el cometa es duro como el híelo, ya que no pudo profundizar. Además, el instrumental fue capaz de 'oler' la atmósfera y detectar las primeras moléculas orgánicas después de aterrizar.
   "A pesar de que la potencia del taladro se incrementó gradualmente, no fuímos capaces de profundizar en la superficie", explica Tilman Spohn, del Instituto de investigación Planetaria de Alemania, que dirige el equipo de investigación.
   Poco después del triple aterrizaje, los científicos sólo podían esperar que Philae quedase en una posición que permitiera a la sonda quedar clavada en la superficie. Sin embargo, con el instrumento MUPUS (Sensores de uso múltiple para investigación en superficie y subsuelo) ha sido posible estudiar directamente la resistencia de la superficie de un cometa por primera vez, y 67P/Churyumov-Gerasimenko ha demostrado ser un "hueso duro de roer".
"Hemos adquirido una gran cantidad de datos, que ahora tenemos que analizar", dice Spohn. Sólo se los sensores térmicos y acelerómetros en los anclajes que deberían haber fijos Philae a la superficie del cometa no se utilizaron, debido a que no fueron desplegados durante la toma de contacto.
   Por su lado, el equipo del experimento SESAME (Surface Electrical, Seismic and Acoustic Monitoring Experiment) puede confirmar que Churyumov-Gerasimenko no es tan suave y esponjoso como se creía que era. "La fuerza de la capa de hielo bajo una capa de polvo en el primer lugar de aterrizaje es sorprendentemente alta", dice Klaus Seidensticker del Instituto DLR de Investigación Planetaria.
   El instrumento CASSE, que se encuentra bajo el aterrizador, se puso en marcha durante el descenso y registra claramente la toma de contacto en el primer aterrizaje de Philae. A partir de datos adicionales, se derivarán las propiedades mecánicas de Churyumov-Gerasimenko. Otros dos instrumentos de SESAME sugieren que la actividad cometaria en este lugar de aterrizaje es baja, y revelan la presencia de una gran cantidad de hielo de agua bajo el módulo de aterrizaje.
   El último de los 10 instrumentos a bordo del módulo de aterrizaje Philae en ser activado fue el subsistema SD2 (Sampling, Drilling and Distribution), que fue diseñado para proporcionar muestras de suelo. Es cierto que el taladro se activó, al igual que todos los pasos para el transporte de la muestra al horno apropiado. Ahora los científicos tienen que analizar los datos para determinar si una muestra de suelo fue en realidad se examinó en el cromatógrafo de gases. Esto se hará en colaboración con varios equipos de instrumentos.
   "Actualmente no tenemos ninguna información sobre la cantidad y el peso de la muestra de suelo," dice Fred Goesmann del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar. Sin embargo, el instrumental fue capaz de 'oler' la atmósfera y detectar las primeras moléculas orgánicas después de aterrizar. El análisis de los espectros y la identificación de las moléculas continúan.
   Uno de los más afortunados con el aterrizaje de Philae es Stefano Mottola, del Instituto DLR de Investigación Planetaria, que se encarga de la cámara Rolis (Rosetta Lander Imaging System). El instrumento, montado en la parte inferior del módulo de aterrizaje, adquirió imágenes durante el primer descenso que muestra el lugar de aterrizaje previsto, Agilkia. Incluso después del tercer aterrizaje, se logró reactivar Rolis y adquirir imágenes de la superficie del cometa a corta distancia. De este modo, el equipo cuenta con datos para dos lugares diferentes en el cometa.
   Una gran cantidad de datos también se obtuvo con el instrumento CONSERT (COmet Nucleus Sounding Experiment by Radio wave Transmission). Para lograr esto, el módulo de aterrizaje y el orbitador estaban en diferentes lados del cometa y trabajaron en conjunto para analizar el núcleo con señales de radio a través de él y crear un perfil tridimensional del núcleo. Durante las mediciones, Philae entró en hibernación después de que se agotase la energía de la batería principal.
   "Estoy muy seguro de que Philae reanudará el contacto con nosotros y que vamos a ser capaces de operar los instrumentos de nuevo", dice el gerente del Proyecto en el DLR, Stephan Ulamec. Una vez que la batería recargable secundaria haya sido calentado por la luz del Sol de nuevo, se reiniciará Philae y el equipo de mando se sentará en las consolas de control de nuevo.
   "En el primer lugar de aterrizaje habríamos tenido mejores condiciones de iluminación solar", dice Ulamec. "Ahora estamos un poco en la sombra, necesitaremos más tiempo para cargar." Una de las ventajas del lugar de aterrizaje más sombrío en un cráter es que el módulo de aterrizaje Philae no se sobrecaliente tan rápido cuando el cometa se acerque al Sol, y se beneficiará de una luz del sol menos fuerte. El equipo logró girar el módulo de aterrizaje durante la noche del 14 al 15 de noviembre, de modo que el panel solar más grande está ahora alineado hacia el Sol.
Superficie del cometa 67P
   Stephan Ulamec cree que es probable que en la primavera de 2015, se comunicará una vez más con Philae y se recibirán datos. En el verano, podría ser posible que las temperaturas en el cometa permitan a la batería recargarse. "El orbitador continuará con sus sobrevuelos para recibir cualquier señal del módulo de aterrizaje Philae, una vez que despierte de la hibernación."

JABONES CON TRAMPA

La pandemia de gripe A puso de moda el uso generalizado de jabones y geles antimicrobianos. Ante el riesgo de contagio, estos productos prometían una mayor protección que los jabones habituales, por lo que su empleo se extendió entre la población general. Sin embargo, varios estudios han señalado que sus riesgos superan a sus beneficios y que, en realidad, no aportan nada adicional altradicional lavado de manos.
Un estudio publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy od Sciences (PNAS), se suma a esta corriente y muestra que su empleo puede acarrear graves consecuencias a largo plazo, si bien hay que destacar que la investigación se ha realizado en ratones, por lo que sus conclusiones podrían no ser extrapolables a los humanos.
En concreto, este trabajo, coordinado por investigadores de la Universidad de California, ha puesto de manifiesto que el uso de triclosán se asociaba con daños en el hígado y un mayor riesgo de cáncer.
Para llevar a cabo la investigación, este equipo expuso a un grupo de ratones al triclosán durante un periodo de seis meses lo que, según afirman, puede equivaler a 18 años para un ser humano. Después, compararon su evolución con la de ratones que no habían tenido contacto con el compuesto químico.
Su análisis demostró que los ratones expuestos al producto antimicrobiano eran más susceptibles que el resto a padecer tumores en el hígado. Según explican, el triclosán podría interferir en los mecanismos que permiten al hígado 'limpiar' el organismo de químicos externos. Para compensar esta disrupción, el hígado actúa provocando una proliferación celular, lo que puede generar una fibrosis con el paso del tiempo. Asimismo, esta fibrosis continuada abre el camino a los tumores, señalan los científicos.
Según explican en la revista científica, el triclosán es uno de los antibacterianos más usados entre los consumidores. Se han encontrado trazas hasta en el 97% de las muestras de leche materna y en la orina de cerca del 75% de las personas analizadas.
De hecho, los efectos del triclosán sobre la salud se están analizando en estos momentos por parte de la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA en sus siglas en inglés), entre otros organismos.
Según aclara la web del citado organismo gubernamental, hay indicios de que este y otros componentes químicos de los jabones antimicrobianos "pueden contribuir a la resistencia bacteriana a los antibióticos y pueden tener efectos hormonales inesperados".
Debido a esta sospecha, el pasado mes de diciembre la FDA propuso un cambio en la regulación para que los fabricantes de este tipo de productos tengan que "proporcionar datos más concretos para demostrar la seguridad y eficacia de los jabones antibacterianos".
La regulación propuesta sólo incluye aquellos jabones antibacterianos, ya sean de tocador o líquidos para el cuerpo, que se utilizan con agua. No se aplica a los desinfectantes de manos, toallitas para las manos o los jabones antibacterianos que se utilizan en los entornos de atención médica, como hospitales.
"No hay evidencia de que los jabones antibacterianos de venta libre que existen en el mercado sean más eficaces para prevenir las infecciones que el mero uso de agua y jabón común y corriente", concluye la FDA, que recuerda que "lavarse las manos es una de las medidas más importantes que pueden tomar las personas para evitar enfermarse y prevenir que los gérmenes se propaguen a los demás".

lunes, 10 de noviembre de 2014

Lengua de mariposa


El jet-lag alltera nuestro cerebro

El trabajo por turnos, con 'jet lag' crónico, conocido por interrumpir el reloj interno del cuerpo (ritmos circadianos) y que se ha relacionado con una serie de problemas de salud, como úlceras, enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer, puede estar también vinculado con alteraciones de la función cerebral, según un nuevo estudio. Hasta ahora, se sabía poco sobre el potencial impacto de este tipo de empleos en la función del cerebro, como la memoria y la velocidad de procesamiento. Por ello, los autores de este trabajo analizaron las capacidades cognitivas de más de 3.000 personas que trabajaban en una amplia gama de sectores o que se habían retirado, en tres momentos: 1996, 2001 y 2006. Poco menos de la mitad (1.484) de la muestra, que se extrajo de las listas de pacientes de tres médicos de salud ocupacional en tres regiones diferentes del sur de Francia, habían trabajado por turnos durante al menos 50 días al año. Los participantes tenían 32, 42, 52 y 62 años en el momento de la primera serie de pruebas, que tenía por objeto evaluar la memoria a largo y corto plazo; la velocidad de procesamiento; y las capacidades cognitivas (globales) en general. En total, 1.197 personas fueron estudiadas en los tres puntos de tiempo. Alrededor de uno de cada cinco de los ocupados (el 18,5 por ciento) y una proporción similar de los que se habían retirado (17,9 por ciento) habían trabajado en un modelo de turnos entre mañanas, tardes y noches. En el primer grupo analizado se observó si las horas de trabajo anormales se asociaron con una disminución de las capacidades cognitivas. Peor memoria Los datos del estudio, publicados en «Occupational and Environmental Medicine», mostraron que los trabajadores por turnos en la actualidad o las personas que habían sido anteriormente empleados por turnos presentaban puntuaciones más bajas en la memoria y velocidad de procesamiento y menor potencia cerebral que los que sólo habían desarrollado trabajos en horas normales de oficina. La segunda serie de análisis examinó el impacto de trabajar en un modelo de de rotación y se vio que, en comparación con aquellos que nunca habían trabajado en este sistema, los que sí trabajan bajo este modelo o lo habían hecho durante diez años o más poseían menor memoria cognitiva y puntuaciones globales. Por último, los investigadores analizaron si dejar el trabajo por turnos estaba vinculado a una recuperación de las capacidades cognitivas y vieron que era posible recuperar las capacidades cognitivas pero que esto llevaba al menos cinco años, a excepción de la velocidad de procesamiento

(Fuente: http://www.abc.es/salud/noticias/20141104/abci-trabajo-turnos-cerebro-jetlag-201411031748.html )