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domingo, 7 de junio de 2015

Fusionando la inteligencia humana con las máquinas

En los últimos 2 millones de años, el cerebro humano ha ido creciendo de forma constante; sin embargo, recientemente se ha producido un cambio sorprendente desde hace unos 20.000 años: nuestro cerebro está menguando. La reducción es tal que si se mantiene este ritmo, los científicos predicen que en unos 2.000 años más nuestros cerebros no serán mayores que los de nuestro antepasado el Homo erectus.
 
¿Por qué se está produciendo esta reducción en el tamaño de nuestro cerebro? Porque nuestra biología está basada en la supervivencia y no en la inteligencia. Para permitirnos crear herramientas, usar el lenguaje... necesitábamos un cerebro más grande para prosperar. Ahora que ya nos hemos estabilizado, esa necesidad se ha disipado y, por tanto, nuestra inteligencia se ha vuelto “menos necesaria” en nuestra especie teniendo en cuenta el coste en energía tan alto que requiere mantener en funcionamiento nuestro seso.
 
Ante este impedimento comprensible en la naturaleza, algo nos está haciendo más inteligentes a pesar de la reducción de nuestro cerebro. Aquí es donde entra la tecnología. Gracias a ella hemos podido volar o movernos más rápido, por ejemplo. En la actualidad, con la revolución de Internet en pleno apogeo, la red de las máquinas y la red de la inteligencia humana parecen unirse como una sola.
 
¿Y si pudiéramos tener toda esa información contenida en las redes en nuestra propia mente? La interfaz cerebro-ordenador (BCI, Brain Computer Interface) es una tecnología que se basa en la adquisición de ondas cerebrales mediante chips implantados y conectados directamente a las neuronas. Estas ondas son procesadas e interpretadas por una máquina u ordenador. El primer implante de este tipo fue desarrollado por el neurocientífico John Donoghue de la Universidad de Brown (EE.UU.) e implantado en un paralítico en 2004, permitiéndole controlar dispositivos eléctricos solo con sus pensamientos. El sistema es sorprendentemente sencillo: las señales eléctricas del cerebro son enviadas a una máquina que las interpreta y formaliza en forma de orden en dispositivos eléctricos como pueden ser una silla de ruedas o un brazo robótico.
 
¿Será posible conectar nuestra mente directamente a una máquina u ordenador y poseer la totalidad de la información como uno más de nuestros pensamientos? Una vez que entendamos todos los rincones de nuestro cerebro es posible que podamos recrearlos y construir un sistema aún más inteligente. Pero, este enfoque parte de la base de que muchos de los funcionamientos internos del cerebro son aún un misterio para nosotros. Además recrear un cerebro tampoco sería la solución. La inteligencia del futuro no pasa precisamente por una zona estriada ni por grasa ni por sangre.
 
 

 
 
Según un reciente estudio de la Universidad Tufts (EE.UU.) la inteligencia no se puede replicar creando la misma red de interruptores de encendido y apagado que poseemos los humanos, sino que debemos centrarnos en la red como un ente individual, como la misma red Internet. Internet es el mejor candidato para la inteligencia de las máquinas: puede trabajar en paralelo, se puede comunicar a través de largas distancias y también comete errores.
 
La convergencia entre las redes de ordenadores y nuestras redes neuronales parece ser la clave para conseguir crear una inteligencia que fusione máquinas y humanos, diferente a los superordenadores actuales que conocemos como Deep Blue o Watson de IBM: una verdadera inteligencia artificial.
 
"A pesar de que Internet aún se encuentra en una etapa temprana de su evolución, podemos aprovechar el cerebro que la naturaleza nos ha dado y hacer converger las redes de ordenadores y las redes neuronales. Esta convergencia resultará clave para crear verdadera inteligencia en máquinas artificiales", explica Jeff Stibel, neurocientífico de la Universidad de Tuft (EE.UU.).
 
 
FUENTE: MUY INTERESANTE

viernes, 5 de junio de 2015

Menos huracanes, pero cada vez más potentes

Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Florida, coordinados por el profesor de Geografía y Ciencias atmosféricas Jim Elsner, ha descubierto que como consecuencia del cambio climático cada vez se forman menos huracanes. No obstante, cuando se dan, son más potentes y devastadores de lo normal. 
 
 
 
 
 
Según recoge Elsner en un estudio publicado en la revista Nature Climate Change, el aumento de las temperaturas en los océanos tienen un notable efecto en el modo en que se forman y descargan su energía los ciclones y las tormentas tropicales. Los huracanes tienen lugar cuando la temperatura del mar supera los 26 ºC; en estas condiciones, y a medida que el agua templada se va evaporando, una tormenta puede ganar la energía necesaria para convertirse en uno de ellos. Una temperatura mayor se traduce en un mayor nivel de energía, lo que acaba afectando a la velocidad del viento
 
Ahora, estos expertos han observado que en las últimas tres décadas, la velocidad de este tipo de tormentas ha aumentado de media casi 5 kilómetros por hora, aunque ha habido menos de las que se habrían dado si la temperatura global hubiera permanecido constante. De hecho, la Administración para el Océano y la Atmósfera de Estados Unidos ha calculado que esta se encuentra 0,68 ºC por encima de la media del siglo XX. “En esencia, se trata de un intercambio ente frecuencia e intensidad”, señala Elsner.
 
Este científico cree que las temperaturas pueden utilizarse como un indicador para predecir qué nos podemos encontrar en la temporada de tormentas. “En un año más templado, se darán menos ciclones tropicales, pero serán más violentos, justo lo contrario de lo que ocurrirá en los más fríos”, señala Nam-Young Kang, coautora del estudio, que dirige el Centro Nacional de Tifones, en Corea del Sur. Así, para este año, los meteorólogos estiman que se formarán seis huracanes, uno de ellos de gran intensidad, mientras que la media de estos últimos treinta años ha sido de nueve; tres de ellos más potentes.
 
FUENTE: MUY INTERESANTE

El Pentágono da luz verde al 'rayo de la muerte'

 
 



El Gobierno de los Estados Unidos, presidido por Barack Obama, ha dado luz verde al proyecto de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de Estados Unidos (DARPA) para comenzar con las pruebas de campo de su sistema de defensa de láser líquido de alta energía, conocido como HELLADS.
 
El visto bueno del gobierno estadounidense supone el principio de una nueva y desafiante fase de pruebas que se llevarán a cabo en White Sands Missile Range, en Nuevo México (EE.UU.). “Los obstáculos técnicos eran de enormes proporciones, pero es muy gratificante haber producido un nuevo tipo de láser de estado sólido con un poder sin precedentes y una gran calidad del haz para su tamaño”, explica Rich Bagnell, líder del proyecto.
 
El proyecto, desarrollado conjuntamente por General Atomics y DARPA, se basa en la creación de un láser de estado sólido que se acciona eléctricamente. A diferencia de otros láseres anteriores, HELLADS tiene mucha más potencia y ademas un tamaño y un peso muy reducidos.
 
El láser, según los científicos, ha demostrado tener suficiente potencia y su haz bastante calidad como para probar este proyecto fuera del laboratorio. Las pruebas consistirán en “algunas de las amenazas tácticas más duras a las que nuestros combatientes se enfrentan”, aclara Bagnell.
 
Los ensayos darán comienzo este mismo verano; una vez realizadas las pruebas, el objetivo de la misión será poner este sistema a disposición de las Fuerzas Aéreas del gobierno estadounidense.
 
 
FUENTE: MUY INTERESANTE

miércoles, 3 de junio de 2015

Ordenadores que procesan datos millones de veces más rápido que los actuales

Sustituir la electrónica por la fotónica es el objetivo. Gracias a esta migración, nuestros dispositivos, ordenadores, portátiles, tabletas, móviles... podrán llegar a funcionar millones de veces más rápido que los que utilizamos en la actualidad. Ahora, un equipo de ingenieros de la Universidad de Utah (EE.UU.) ha desarrollado un divisor de haz ultracompacto que divide las ondas de luz en dos canales separados de información, lo que nos acerca cada vez más a la fabricación de chips fotónicos de silicio que utilizarían la luz en vez de los electrones como hasta ahora. El estudio ha sido publicado en la revista Nature Photonics.
 
“La luz es la cosa más rápida que puede utilizarse para transmitir información pero esa información tiene que ser convertida en electrones cuando entra en una computadora portátil. En esa conversión, se produce un freno. La idea es hacer todo con luz”, aclara Rajesh Menon, líder del estudio.
 
Y es que los fotones de luz trasladan la información a través de internet por las redes de fibra óptica; sin embargo, para que nuestro ordenador pueda manejar esos datos, los fotones deben convertirse a electrones. Si sustituyéramos ese paso y el flujo de luz fuese continuo aun dentro de los procesadores, la computación podría ser millones de veces más rápida.
 
Para solventar esto, los científicos han creado el divisor de haz de polarización más pequeño que existe en la parte superior de un chip de silicio, lo que permite que este divida la luz guiada entrante entre sus dos elementos. El nuevo algoritmo diseñado para este nuevo dispositivo ha reducido su tamaño de 100x100 micras a 2,4x2,4 micras (una quinta parte del grosor de un cabello humano). Gracias a esta reducción en el tamaño, un mismo chip podría integrar millones de divisores de haz de luz.
 
Las aplicaciones prácticas más cercanas a nosotros serían estas: la batería de nuestros dispositivos tecnológicos duraría muchísimo más; nuestros smartphones o tabletas consumirían muy poca energía y generarían por ello menos calor.
 
 
 
 
FUENTE: MUY INTERESANTE

martes, 2 de junio de 2015

El cerebro de los atletas de élite es un 82% más rápido

Los atletas de élite que desempeñan esfuerzos físicos extremos dentro del deporte, cuentan con un área del cerebro que funciona un 82% más rápido que la media, según el último estudio llevado a cabo por un equipo de científicos del University College London (Reino Unido) y que recoge la revista Wednesday.
 
Para el experimento, los participantes tuvieron que realizar una serie de tareas que requerían el uso de la corteza parietal del cerebro, una zona clave que determina la velocidad de reacción. Los resultados no dejaron lugar a dudas: la respuesta de los atletas de élite se mostraba como una ventaja excepcional respecto a los demás.
 
 
 
 
 
“Lo que a menudo establece lo buenas que son algunas personas, es sobre todo estar bajo presión. Queríamos probar a estos chicos para ver si podíamos investigar lo que los distingue. En algunos de los campos de los participantes, una fracción de segundo en la toma de decisiones puede conducir a una gran diferencia final”, explica Vicente Walsh, líder del estudio.
 
Los cinco atletas que participaron en el estudio fueron: John McGuinness (piloto motociclismo), Leo Houlding (escalador), Sam Bird (piloto automovilismo), Alexander Polli (saltador, paracaidista) y Amy Williams (skeleton). Todos ellos fueron sometidos a presiones físicas y mentales antes de realizar una tarea visual cronometrada que exigía a los participantes identificar una serie de formas y patrones. Tras los ejercicios físicos, que llevaban a los sujetos a la extenuación, los deportistas de élite fueron un 82% más rápidos en las pruebas de inteligencia.
 
Cuanto más fatigados estaban, los deportistas de élite mejoraban una media de un 10% más, en comparación del grupo de control que empeoraba hasta un 60% más. Respecto a las distracciones en el transcurso de las tareas, los atletas de élite fueron 3 veces más eficientes que los demás sujetos.
 
 
FUENTE: MUY INTERESANTE