Las campanas del Big Ben pueden anunciar
el martes el «alumbramiento» de una nueva técnica de reproducción asistida
conocida popularmente como el embrión de tres padres. El Parlamento británico
será el primero en el mundo en pronunciarse sobre el controvertido
procedimiento, que se trata en realidad de un trasplante de mitocondria (la
central energética de las células) entre dos óvulos para evitar la transmisión
de enfermedades degenerativas.
La nueva técnica permitiría que una madre con el ADN
defectuoso de sus mitocondrias cediera el núcleo de su óvulo, que se sería
insertado en el óvulo donado por una mujer sana (tras extraerle su propio
núcleo), y fecundado finalmente in vitro por
el esperma del padre.
Pese al mito del embrión de tres padres,
lo más correcto sería decir dos padres y pico...
El bebé recibiría prácticamente la totalidad de la información genética de sus
progenitores. Tan sólo el 0,1% o el 0,2% correspondería al ADN mitocondrial de
la mujer que donó el óvulo sano. Se calcula que uno de cada 6.500 recién
nacidos podrían beneficiarse de la técnica y evitar así los graves trastornos
metabólicos que causa el ADN defectuoso de las mitocondrias, responsable de
graves enfermedades neurodegenerativas.
Decenas de científicos de todo el mundo, incluidos varios premios Nobel, han escrito a los parlamentarios británicos para que den el visto
bueno al procedimiento, que podría ser usado desde el próximo
mes de octubre por unas 2.500 mujeres en el Reino Unido, marcando el camino a
las clínicas de fertilidad en los países occidentales.
La Iglesia de Inglaterra y la Católica
han unido, sin embargo, fuerzas para pedir a los diputados que voten contra la
histórica modificación de la Ley de Reproducción Asistida. «Es muy extraño que
se pretenda dar licencia a una técnica radical que puede afectar a futuras
generaciones sin haber hecho antes las necesarias pruebas clínicas», proclama
el Arzobispo John Sherrington.
La Autoridad para la Fertilidad y Embriología Humanas
(HFEA) asegura, sin embargo, que los 15 años de
experimentación en primates han sido suficientes y ha
presentado tres estudios recientes que pretenden demostrar que se trata de un
procedimiento «sano y seguro» para los humanos.
El estudio más concluyente, dirigido por el profesor
Dough Turnbull en el Centro de Investigación Mitocondrial de la Universidad de
Newcastle, será presentado en los próximos días. Turnbull defiende «la
seguridad y la eficacia del procedimiento» y responde a los críticos que piden
una demora a la espera de más pruebas: «Si no damos el paso adelante,
estaremos negando a muchas mujeres el derecho a tener hijos sanos. Son
los pacientes quienes deben tomar la decisión final».
Incierto resultado de la votación
El resultado de la votación en la Cámara de los
Comunes es incierto: los grandes partidos han pedido a sus representantes que
voten con su conciencia. La mayoría de los
británicos se pronuncia de momento a favor de la nueva técnica: el 40% frente
al 30%. El restante 30% asegura, sin embargo, que no dispone de
información suficiente.
«Estamos hablando ni más ni menos que de legalizar la
ingeniería genética», ha advertido la diputada conservadora
Fiona Bruce, en el momento de airear el fantasma de Un mundo feliz, de Huxley.
«La nueva técnica consiste en alterar un futuro ser humano, reemplazando unos
genes por otros».
Los especialistas, como el doctor John
Gearhart, de la Universidad John Hopkins, han recalcado el gran paso adelante
que se podría dar con la nueva técnica en la lucha contra las enfermedades
genéticas hereditarias: «Uno de cada 200 niños nace con un ADN defectuoso en
las mitocondrias. La mayoría son casos que no revisten gravedad, pero en uno de
cada 6.500 la condición puede ser muy grave e incluso mortal».
Las enfermedades mitocondriales, como el síndrome MELAS,
el síndrome de Leigh o la atrofia óptica Leber, afectan por lo general a los
órganos más necesitados de energía en el cuerpo humano y pueden causar con el tiempo el deterioro cerebral, la atrofia
muscular o anomalías en el funcionamiento del corazón.
Jessica Newell, una niña de un año
aquejada con el síndrome de Leigh (un desorden neurodegenerativo que causa
lesiones irreversibles en el sistema nervioso central), asistirá hoy al debate
en la Cámara de los Comunes en los brazos de sus padres, Vicky y Keith Newell,
que aspiran a ser de los primeros en probar el nuevo método de fertilización a
«tres bandas» bajo los auspicios del equipo de la Universidad de Newscastle.
«Adoramos a Jessica, pero su salud se está
deteriorando y vive prácticamente entubada», declara la madre de 38 años a The Sunday Times. «No podemos ni pensar en la idea de
tener otro niño que pueda sufrir lo mismo. Si los parlamentarios votan sí, será
fantástico, no sólo para nosotros, sino para muchas otras familias. Cuando te
dan una vez la peor de las noticias, te ayuda al menos saber que hay un poco de
esperanza».
«No estamos proponiendo la creación de bebés a la
carta, sino simplemente el cambio de una parte de la máquina que no funciona
bien», alega por su parte el premio Nobel de
Psicología John Sulston, uno de los mayores defensores de la medida ante la
opinión pública. «Creo que los diputados tienen que leer exactamente qué es lo
que se está proponiendo. No les vendría mal mirar hacia atrás y ver el debate
causado en su día por la fecundación in vitro.
Entonces había mucha gente que se escandalizaba. Ahora parece algo de lo más
normal».
FUENTE: EL MUNDO